Antología poética
Ninguna nubeinútil,
ni la fuga de un pájaro,
estremece tu ardiente
resplandor azulado.
Así la tierra cantas y ríes, cielo,
como un impetuoso
y sagrado aleteo.
Desbordando en el aire
tantas luces altivas,
aclaras felizmente
nuestra nada divina.
Y el acorde total
da al universo calma:
árbolesa la orilla
soñolienta el agua.
Sobre la tierra estoy; déjame estar.Sonrío
a todo el orbe,extraño
no le soy porque vivo.
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